Con los primeros días de la primavera los naranjos de la Vega Baja se llenan de capullos de azahar, poco a poco los campos, caminos y pueblos quedan envueltos dentro de un agradable y suave aroma, y con el encanto de sus blancas flores. La belleza de un naranjo en flor es inexpresable.
Durante los meses de abril o mayo es un afortunado privilegio pasear por cualquier camino, vía de servicio o incluso elegir la conocida ruta de Mountain Bike a través del Corredor Verde del Segura que transita por la Vega Baja entre Orihuela y Guardamar a orillas del río Segura. El espectáculo es encantador en toda la Vega con la flor de azahar como protagonista.
Azahar es una palabra de origen árabe, az-zahr se traduce como ´flor` o ´la flor más brillante`. En la actualidad se usa para nombrar la flor de todos los cítricos además del naranjo, así la flor del limonero también se llama azahar. Como sucede con otros nombres de flores la variante femenina, en este caso Azahara, se utiliza como nombre propio de mujer.
El naranjo, citrus x sinensis, es un árbol de porte mediano, entre tres y cinco metros de altura, que posee una copa redondeada o piramidal, con un tronco derecho y cilíndrico, verdoso primero y gris con el paso del tiempo. A veces las ramas poseen grandes espinas. Sus hojas son perennes, ovaladas, con base redondeada y terminadas en punta. Las hermosas flores de color blanco nacen solitarias o en racimos en las axilas de las hojas. Su fruto es la apreciada naranja dulce.
Si queremos darle un tono literario, suenan bien estas evocadoras y alusivas palabras de Manuel Vicent-Joan Manuel Serrat en su poética visión expresada a través de “El mal de la tarongina o azahar”
Cuando abril ya no tiene espera el naranjo echa la flor, y es un cuchillo traidor su perfume que al atardecer se extiende como la peste .
Y ningún latido animal está a salvo de este mal que nada ni a nadie respeta.
Se encarama por las paredes y moja las sábanas con un grito que convoca al espíritu de todos los nombres de la piel.
Nos roba la voluntad y nos envenena, “La flor del naranjo, el azahar.”
En las barras de las tabernas cantan los viejos marineros que la flor del naranjo desde alta mar se huele, y enloquece a aquellos que, con la luna, navegan sus trampas.
Y no se salva del mal quien de su canto no se aleja.
Y que su perfume dulzón impregna las aguas hasta que el lamento de los delfines ablanda el corazón de los tiburones.
Y hace bailar a los cormoranes con las gaviotas, “La flor del naranjo, el azahar.”
Las flores de azahar han sido utilizadas desde hace cientos de siglos con fines medicinales pues contiene propiedades beneficiosas para la salud. En infusiones se ha empleado en muchos lugares de la Vega Baja para aliviar dolores de cabeza, ansiedad e insomnio, cólicos, dolores menstruales, …….. mezcladas con un poco de miel.
Tiene propiedades sedantes y también se usa para los problemas estomacales y molestias en la zona abdominal, como digestiones pesadas y lentas, nauseas, vómitos e incluso diarreas.
Orihuela, capital de la comarca de la Vega Baja del Segura, a orillas del río, posee un interesante e importante casco histórico, y la Huerta de Orihuela con un singular sistema de regadíos de origen musulmán que se ha conservado inmutable desde los siglos del medievo. Muy cerca se localiza Almoradí, que por su ubicación se dice que es el “corazón de la Vega Baja”, aquí la agricultura sigue marcando su contexto paisajístico con limoneros, naranjos y mandarinos. Si cruzamos el puente sobre el Segura, Algorfa.
Seguimos nuestro camino por Heredades, Formentera, Benijófar, Rojales, para llegar finalmente a Guardamar. En Rojales los jóvenes no se olvidan de subir hasta el cerro Cabezo Soler el día de San Juan para liberar a la princesa mora La Encantá del hechizo de su padre. La conocida leyenda se ha conservado oralmente a lo largo del tiempo y consigue mantener una magia especial entre la fantasía y la historia entorno al Cabecico Soler donde se sitúa una supuesta fortaleza musulmana.
Si con el azahar los terrenos y huertas de la Vega Baja se llenan de flores blancas, a finales del otoño y con el comienzo del invierno los campos van cambiando de color, poco a poco predomina el color naranja, no podía ser de otra manera, mandarinas y naranjas llenan los árboles mostrando una visión distinta en el mismo escenario.
La naranja es, sin duda, la protagonista distinguida del citrus x sinensis, muy rica en vitamina C y antioxidantes. Su pulpa es dulce y al mismo tiempo un poco ácida, y se come fresca, en mermeladas, postres, ……. incluso con la piel se incluye en orujos y otras bebidas alcohólicas. Posee un zumo muy nutritivo y refrescante, con cualidades digestivas y purificadoras.
Documentos y estudios realizados exponen la dificultad de concretar los orígenes de este árbol tan querido y admirado, de manera especial en todo el arco mediterráneo, aunque en este sentido casi todos coinciden que las naranjas se extendieron de oriente a occidente, diseminados y sembrados por los árabes a lo largo de la Península Ibérica. Las primeras naranjas se plantaron con fines ornamentales por su sabor amargo, pero poco a poco se fueron consiguiendo variedades más dulces o naranch, cultivadas por los árabes.
También existe la teoría de que las distintas especies de cítricos que cultivamos en nuestra tierra proceden originariamente de China, incluyendo a las repetidas y deseadas naranjas. En otros tiempos, algunos entendidos reiteraban que sus naranjas procedían de aquel país oriental, para elogiarlas o ponderarlas, de aquí surge la famosa expresión "Naranjas de la China”, que es lo mismo que decir imposible, no es cierto, de ninguna manera.
En la actualidad hay más de una decena de variedades distintas de naranjas plantadas en la Vega Baja, podemos nombrar a la Salustiana, Navelina, Navel, Lane Late, …….. y la Navel-Late según algunos la reina de las naranjas. Lo mismo ocurre con las mandarinas, con muchos subtipos o clases diferentes.
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