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lunes, 12 de marzo de 2018

El Palmeral de Elche



   Elche, la ciudad de la Dama, nos muestra la mayor concentración de palmeras del continente europeo, una de las más importantes del mundo, que rodean a la localidad como un gran cinturón verde.



   En la actualidad se conservan más de 200.000 palmeras datileras (Phoenix dactylifera) en un paisaje natural único, y representan el rasgo más característico del paisaje urbano de Elche, con la distinción de Patrimonio de la Humanidad.



   Interesante indicar que la familia de las palmeras está formada por más de dos mil especies que se ubican en las zonas tropicales y subtropicales del planeta. Queda claro que el Palmeral de Elche no es un bosque natural aunque podemos considerarlo como un área cultural que muestra una gran racionalidad, originalmente creada para la producción agrícola.



   Aunque es probable que estos distinguidos árboles crecieran en esta zona desde tiempos remotos, dicen que introducidos por los fenicios, fueron los árabes los que impulsaron su cultivo, utilizando especiales técnicas de plantación y desarrollo procedentes de las culturas de los oasis del Norte de África, auténticos expertos en aprovechar los bajos niveles de agua en tierras desérticas.



   Para muchos visitantes la curiosidad surge por su pieza más destacada y conocida, la célebre Dama de Elche, un busto del siglo IV a.C., una escultura llena de misterios, encontrada en La Alcudia, de origen íbero, cuya imagen aparece representada en muchos lugares de la ciudad y su entorno. La original se encuentra en el Museo Arqueológico de Madrid, aunque a todos nos gustaría verla en su localidad de origen.



   La antigua ciudad agrícola ha sabido conservar este patrimonio natural, inmerso en este peculiar paisaje salpicado de palmeras hasta convertirse en la Elche actual. Estamos en otoño, y da gusto dar una vuelta por sus céntricas calles, con su acogedor ambiente, un encanto para los afines al ´tiendeo`.



   Paseamos por la calle Reina Victoria, cruzando el Pont de Canalejas, desde aquí se contempla el cauce del Vinalopó, otro de los símbolos de la ciudad, convertido en zona ajardinada y de paseo, rodeado de palmeras, con una pintura mural sobre el lecho del río; hasta llegar a la Plaza de Baix donde se ubica el Ayuntamiento con su llamativo edificio.



   A través de la estrecha calle Corredora nos situamos en la vistosa plaza de La Glorieta, un lugar ideal para sentarse a tomar un café, contemplando los bancos decorados, la imagen de la Dama, ……… o simplemente para disfrutar de la placidez del momento.



   Desde aquí a través del Carrer de Ample accedemos a la plaza de la Mercé donde nos detenemos a contemplar la fachada del antiguo Convento de Santa Lucía, renacentista, posee además un bonito claustro. Muy cerca localizamos la monumental torre medieval de Calahorra, de origen almohade, de carácter defensivo, utilizada para vigilar la entrada de la ciudad procedente de Alicante.



   El terremoto de Torrevieja de 1829 causó enormes desperfectos en la parte superior de la torre integrada en la antigua muralla, teniendo que derribarla. Las posteriores restauraciones y reformas modificaron su configuración inicial.



   La basílica de Santa María ocupa el mismo lugar de la mezquita principal existente cuando este lugar fue conquistado por Jaime I en 1265. El edificio actual se inició en 1672 y no se terminó hasta 1784, por lo que presenta una combinación de estilos, desde el más puro neoclásico hasta la inspiración barroca que posee la fachada.



   Posee una planta de cruz latina con una gran nave central, escenario del Misteri d`Elx un drama religioso medieval que se representa sin interrupción a mediados de Agosto, interpretada por las gentes de Elche desde el siglo XV, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La basílica posee una llamativa cúpula recubierta en el exterior con tejas azules.



   Estamos en la plaza del Congreso Eucarístico, uno de los puntos más representativos e históricos de esta localidad ilicitana. Lugar amplio, de tranquilidad y desahogo, con esquinas y buenos ángulos para fotografiar rincones y monumentos. 
Una vez aquí, podemos aprovechar la oportunidad de ascender hasta el campanario mirador de la Basílica a través de sus 170 escalones, una atalaya privilegiada para contemplar una buena vista de la ciudad y apreciar la extensión del Palmeral de Elche.



   Enfrente, dejando atrás la plaza y cruzando la calle, no pasa desapercibida una interesante fortaleza, el palacio de Altamira, también conocido como el alcázar de la Señoría. Residencia de los señores de Elche entre los siglos XV y XIX.



   El edificio sufrió un singular proceso de rehabilitación y configuración. Empezó como palacio almohade en el siglo XI, de esta época se conservan restos en la muralla, en una puerta y en la parte baja de la torre del Homenaje. Posteriormente una importante reforma lo convirtió en casa señorial, ……. y en cárcel, hasta llegar a ser fábrica textil durante el siglo XX. En la actualidad es Museo Arqueológico y de Historia de la ciudad.



   Podemos atravesar el puente de Altamira para contemplar de nuevo las palmeras que bordean y adornan el Vinalopó, pero preferimos acercarnos hasta la oficina de Turismo y luego cruzar el Parque Municipal, un hermoso y cuidado palmeral adornado con zonas ajardinadas, caminamos a través de los restos de las murallas musulmanas, restauradas, hasta llegar el puente del Ferrocarril.



   El Museo del Palmeral se ubica en una casa tradicional del siglo XIX, conocida como el Huerto de San Plácido. Aquí se inicia y finaliza la Ruta del Palmeral, un interesante itinerario de unos 2,5 km que nos muestra ejemplares curiosos de palmeras, con diferentes formas, tamaños y concentraciones. 



   Destaca el conocido Huerto del Cura donde se localiza la Palmera Imperial, la más visitada de todas, que tiene forma de candelabro de 8 brazos y con 17 m. de altura.



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