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jueves, 11 de abril de 2013

LISBOA



   Si dispones de tiempo para dedicar dos, tres días, …….una semana, para visitar y conocer la ciudad de Lisboa, no debes dudarlo, es un destino que nunca te fallará. Para algunos es un museo al aire libre, para otros son los tranvías, las calles empedradas, los monumentos; pero ante todo Lisboa te ofrece historia y cultura, cada rincón, cada esquina y cada plaza tienen un significado especial.


   El 1 de noviembre de 1755, día de Todos los Santos, la península ibérica entera se estremeció por la enorme sacudida de un gran terremoto, con una magnitud, difícil de estimar, entre 8,5 y 9 grados en la escala de Richter. El denominado terremoto de Lisboa tuvo unos efectos devastadores y es considerado como uno de los mayores desastres naturales de Europa.


   Esta inesperada sacudida tuvo lugar entre las 9,30 y las 9,40 de la mañana y se caracterizó por su gran duración, dividida en varias fases, y por su virulencia, originando la muerte a cerca de 100 000 personas. El seísmo fue seguido por un tsunami y un incendio que destruyeron casi totalmente a Lisboa, convirtiéndola en escombros.
  Estudios actuales señalan que el terremoto tuvo una duración entre tres minutos y medio y seis minutos, produciendo enormes grietas en el centro de ciudad. Los supervivientes, buscaron desconcertados el espacio abierto que constituían los muelles  y pudieron observar como el agua empezó a retroceder. Cuarenta minutos después del terremoto, un tsunami con olas de entre 6 y 20 metros engulleron el puerto y la zona del centro. En las áreas no afectadas por el maremoto, los incendios surgieron rápidamente, y las llamas asolaron la ciudad durante cinco días.



   La mayoría de los edificios de Lisboa resultaron destruidos, a causa del terremoto o por el fuego, incluyendo palacios y famosas bibliotecas, algunos conservaban la arquitectura manuelina, distintiva del siglo XVI portugués. 
   En Portugal reinaba José I, que accedió al trono portugués a los 35 años de edad, tras la muerte de su padre, y casi de inmediato dejó el poder en manos de Sebastião José de Carvalho e Melo, hoy conocido como marqués de Pombal. Ambos sobrevivieron al terremoto.


   Con el pragmatismo que caracterizó todas sus acciones, el primer ministro comenzó inmediatamente a organizar la recuperación y el duro trabajo de restablecer una ciudad destruida. Contrataron arquitectos e ingenieros, y en menos de un año, la ciudad estaba libre de escombros y preparada para la reconstrucción.
   Este hecho, quizás desconocido para muchos, generó un cambio económico y social en todo el país y gran parte de Europa, frenando el afán colonialista de Portugal durante el siglo XVIII. Sin lugar a dudas, resulta interesante conocer la existencia de este catastrófico impacto natural para así poder entender el significado de muchas calles, plazas, estatuas, …..y algunos barrios de esta histórica ciudad.


   Los “edificios pombalinos” se consideran como unas de las primeras edificaciones construidas para soportar terremotos. La nueva zona céntrica de Lisboa, conocida como la Baixa es el ejemplo más representativo.


   Dicen las estadísticas que la mayoría de los españoles utilizamos nuestro vehículo particular para visitar Lisboa, aunque con el incremento de las compañías “Low Cost” un buen número “aterrizan” en la capital portuguesa por vía aérea.
   Si no llevas mucho equipaje, una vez en el aeropuerto, puedes utilizar las líneas urbanas de autobuses, muchas te dejan en el centro. En la misma salida de la terminal de llegada encuentras paradas de autobús, las líneas 22 y 44 te dejan en Marqués de Pombal, uno de los puntos de referencia importantes, aunque hay otras. No te sientas tímido y pregunta, la gente suele ser amable y te indicarán cual es la parada adecuada y la línea que necesitas. El viaje es cómodo y barato.


   Para moverse por la ciudad la Tarjeta Siete Colinas es de gran utilidad y económicamente recomendable. Cuando se visita una ciudad, hay un dicho que dice que todo depende de la intensidad de la mirada y ………. ¡¡de la comodidad del calzado!! …. Lisboa tiene muchas cuestas y es más divertido subirlas en tranvía.


   La Tarjeta cuesta 0,50€ (sin carga), y aunque se puede recargar de diversas maneras, resulta interesante la tarifa diaria de 6€  por persona (año 2013) pues con ella puedes utilizar bus, metro, tranvías, elevadores, ……. sin reparos cuantas veces quieras. Es necesario tener en cuenta que el tranvía a Belem y el 28 cuestan 2,85€ el trayecto, el elevador de Santa Justa 5€, el elevador de la Gloria 3,60€, metro 1,40€, ………  Se puede adquirir en los quioscos amarillos de Carris, estaciones de metro y oficinas de Correos.


   Se dice que Lisboa es una ciudad para ser sentida, hay que dejarse llevar por la ciudad. Para empezar, no podemos dudar, hay que bajar por la Avenida da Liberdade a Restauradores, caminar hacia Rossio, introducirse al azar en la Baixa y finalmente llegar a la Praça do Comercio, y así poder conseguir las sensaciones de Fernando Pessoa, uno de los más importantes poetas y escritores en lengua portuguesa, ”….la Baixa empieza entorpecida y el sol nace como que lento. ……No abrieron todavía las tiendas, salvo las lecherías y los cafés, pero la calma no es de torpor, como la del domingo;  es sólo de reposo. Un vestigio dorado se antecede en el aire que se revela, y el azul se ruboriza pálidamente a través de la bruma que deshilacha. El comienzo del movimiento rarea por las calles, se destaca la separación de los peatones, y en las escasas ventanas abiertas, altas, madrugan también las apariciones. Los tranvías inscriben en el aire su chapa móvil amarilla y numerada. Y, de minuto a minuto, sensiblemente, las calles se desdesertizan. …..” 


   En la Plaza del Comercio destacan dos puntos de especial interés, la estatua ecuestre de José I y el Arco Triunfal da Rua Augusta, la calle más importante de La Baixa, que es un barrio muy comercial y durante el día tiene mucha animación; y que fue reconstruido tras el terremoto, con un estilo clásico y calles geométricas.



    A pocos pasos de Rossio localizamos la Plaza da Figueira, donde está la estatua ecuestre de Juan I, y frente al cual se ubica la confitería más antigua de Lisboa, la Confeitaria Nacional. Es casi obligado detenerse a probar su Bolo Rei, de receta secreta.


   La segunda cita es subir al Barrio Alto, para ello puedes utilizar el Elevador de Santa Justa, que comunica la Baixa con la parte alta del Chiado. Al igual que los tranvías no es sólo un medio de transporte, también forma parte de la identidad histórico-turística de la ciudad. Se inauguró el 10 de Julio de 1902 y fue acogido con entusiasmo por los habitantes de Lisboa, pues suponía una comunicación directa entre la parte alta y la baja de la ciudad. Tiene 45 metros de altura y su estructura metálica recuerda a Eiffel, en realidad fue diseñada por un seguidor del famoso arquitecto francés. Desde el mirador de Santa Justa podemos apreciar unas excelentes vistas de la plaza del Rossio y la Baixa.
   Otra opción es ascender en el Elevador da Gloria, desde la Plaza de los Restauradores hasta el Miradouro de Sao Pedro de Alcántara, donde relajadamente se puede disfrutar de una hermosa panorámica, con la colina del Castillo de San Jorge al fondo, el Tajo y la Baixa.


   El Barrio Alto es un lugar diferente, ideal para perderse, mirando las tabernas, las fruterías, la ropa tendida en los balcones, las casas de fados, los ultramarinos, ………. arriba y abajo, una y otra vez ……., sin un orden preestablecido. Luego bajar caminando por el Chiado, un barrio elegante y bohemio. La Plaza Luis de Camoes, uno de los escenarios de la Revolución de los Claveles, marca el límite con el Barrio Alto, es un lugar para sentarse y contemplar. Si tienes tiempo acércate al Largo do Cormo, un rincón con encanto. Si bajas por la Rua Garret puedes encontrar algunas de las mejores tiendas, numerosos restaurantes y bares tradicionales.


   Debes tener en cuenta, ………. en Lisboa el orden de los factores no altera el producto.
   Cuando se prepara un viaje se analizan las diferentes opciones que la ciudad, la región o el lugar te pueden ofrecer. Si te encanta visitar museos, Lisboa te ofrece varias posibilidades (Nacional de Arte Antiguo, Carruajes, Arqueología, museo del Azulejo,.... ); pero si es la primera visita debes conocer que toda la ciudad se exhibe como un atrayente e histórico museo al aire libre.


   Para subir al Castillo de San Jorge resulta casi obligado coger el mítico tranvía 28 en las proximidades de la Plaza del Comercio.  Existe una leyenda o una historia popular que seguramente habrás oído en otros lugares, ………… después de haber contemplado las vistas desde el Castillo y sentido el peso de su historia, ya se puede morir tranquilo.


   Después de la  visita puedes acercarte hasta el mirador de Santa Luzia, para tener una imagen del barrio de Alfama con el río al fondo.
   La bajada desde aquí resulta cómoda, y se puede hacer una parada en la Sé, la Catedral de Lisboa. En un momento te encontrarás de nuevo en la Plaza del Comercio y recorriendo las calles de la Baixa.


   Después del centro de la ciudad, el Monasterio de los Jerónimos, la Torre de Belem y el monumento a los Descubridores son el complemento turístico más visitado de Lisboa, y representan a la época de máximo esplendor de Portugal. Un recorrido por esta zona resulta inexcusable. Lo más cómodo es coger el tranvía 15 en la Plaza del Comercio pues Belem se encuentra a 5 km al oeste del centro histórico.


   El Monasterio de los Jerónimos es un enorme y grandioso edificio diseñado en estilo manuelino, tan popular en Portugal, y construido para celebrar el afortunado regreso de la India de Vasco de Gama. Destacan los portales principal y lateral, el interior de la iglesia y el magnífico claustro.


   Después de un corto y confortable paseo, puedes acercarte a una de las joyas emblemáticas y simbólicas de todo el país, la Torre de Belem, merece la pena detenerse y contemplar pacientemente sus balcones venecianos, evocaciones árabes, influencias góticas, filigranas de piedra, entre otros recursos estilísticos, plasmado todo en el arte más característico de nuestro país vecino, el manuelino.



   Paseando por los jardines del área de Belem y el monumento a los Descubridores, a la orilla del río, hay que sentarse antes o después en un banco o en el césped, para observar a las personas que van y vienen y descansar, para luego hacer la cola de turno en la Casa dos Pasteis, un edificio decorado con azulejos, y así poder saborear los típicos pastelitos de Belem, una agradable pincelada de dulce para poner fin a la visita.



   La Plaza del Marqués de Pombal, ubicada entre la Avenida da Liberdade y el Parque Eduardo VII, es el centro de la Lisboa moderna. Sin duda, es una buena zona para alojarse, por su tranquilidad y buena comunicación con el resto de la ciudad. Bajar o subir por la Avenida da Liberdade desde o hacia La Baixa es un relajante paseo que merece la pena, y si se dispone de tiempo también se puede dar una vuelta por el Parque Eduardo VII, el más extenso de Lisboa, donde se encuentra la Estufa Fría, un interesante jardín botánico.



   En el centro de la plaza encontramos un monumento al Marqués de Pombal. La estatua representa al ilustre y despótico gobernador de Lisboa entre 1750 y 1777, junto con un león, el símbolo clásico del poder.




2 comentarios:

  1. escueto pero interesante recorrido

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    1. Es cierto, una ciudad como Lisboa se merece mucho más. La visita a esta histórica y encantadora ciudad nunca defrauda

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