Resulta agradable y emocionante remontar el río Nilo, una histórica y natural arteria que nos lleva hasta el corazón misterioso de Egipto, hacia los formidables y enigmáticos monumentos de Luxor, Karnak, Asuán y Abu Simbel. Para los egipcios es un Regalo de los dioses.
Escritores e historiadores exponen en sus libros que resulta imprescindible vivir la experiencia de navegar por el Nilo para entender la esencia y el ingenio del Antiguo Egipto, comprender la supremacía del río y ver cómo la vida y el culto a la muerte se alternan en sus orillas. Totalmente cierto.
Los cruceros que hacen la travesía por el Nilo son enormes barcos de hasta cuatro plantas de altura, y suelen ofrecer recorridos de cuatro a ocho días entre Luxor (la antigua Tebas) y Asuán. Es habitual verlos atracados en paralelo, por lo que si tu barco está en la cuarta fila, tienes que atravesar todos los demás.
El viaje a través de este histórico río está lleno de sosiego y encanto. Sentados en la cubierta del barco nos recreamos con las palmeras, cultivos de cereales y la vegetación diversa de las orillas, las ondas que deja el barco abriéndose en la superficie, poblados de casitas de adobe asomadas a las riberas.
Más allá, el desierto. No faltan las garzas y garcetas, animales remojándose en sus orillas y niños disfrutando de sus aguas. Cada poco nos cruzamos con las peculiares e irrepetibles falucas. Ciertamente no, no hay cocodrilos; los legados vivientes del dios Sobek viven en las aguas antes de la enorme presa de Asuán y que desembocan en el lago Nasser.
Desde que ponemos un pie a bordo, la vida fluye, como el mismo Nilo. El barco avanza muy lentamente, a contracorriente, remontando el gran río entre pequeñas embarcaciones y vendedores fluviales que lanzan la mercancía a nuestra cubierta con una destreza difícil de igualar, sujetando con gran habilidad las cuerdas de sus lanchas al barco, esperando que el dinero les retorne por el mismo medio.
El trayecto fluvial termina en Asuán, la ciudad más meridional de Egipto, cuando se llega a la primera catarata. Aquí se ubicaba la frontera sur del Antiguo Egipto, un lugar determinante en las rutas comerciales con el resto de Africa. La navegación desde aquí a la desembocadura del Nilo en el famoso delta no tropieza con otras barreras geográficas.
Con cierta frecuencia los guías locales introducen en sus comentarios y explicaciones la importancia de las crecidas e inundaciones del río Nilo. ¿Qué son y cuando se producen?
Es un acontecimiento cíclico natural que se ha producido a lo largo de la historia en el río Nilo, permitiendo el surgimiento y desarrollo en todo su valle y su delta, sobre un territorio que de otra forma sería desértico e improductivo.
La crecida del río Nilo se produce principalmente por las lluvias monzónicas que caen en el macizo etíope entre los meses de julio y noviembre. Estas lluvias, que son muy intensas, hacen que el nivel del agua suba drásticamente, arrastrando consigo grandes cantidades de sedimentos fértiles y aportando el agua necesaria para la agricultura. El agua que desborda las orillas del río deposita una fina capa de lodo rico en nutrientes, haciendo que la tierra sea extremadamente fértil para la agricultura.
Navegar por este grandioso río es una experiencia única, inolvidable y muy recomendable, que combina comodidad con historia y paisajes espectaculares. Un acceso privilegiado a templos impresionantes: Edfu, Kom Ombo, Karnak, el Valle de los Reyes, Abu Simbel, ….. con la comodidad de un hotel flotante.
Una forma insuperable de conocer la cultura faraónica. La mejor manera de viajar entre Luxor y Asuán, siendo la mejor época de noviembre a febrero para un clima agradable, …. aunque encontrarás más gente. Para mí un privilegio inolvidable.



















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