Eslovenia es uno de los países más pequeños del continente europeo pero nos ofrece una variedad paisajística impresionante con lugares llenos de belleza y encanto. Ubicado entre los Alpes y el Adriático ha conseguido una mezcla de aires centro europeos con pinceladas venecianas.
Ljubljana, la capital, es una ciudad poco conocida ¡¡Qué pena!!, pequeña, bonita y con un casco antiguo placentero y agradable, muy fácil de visitar. De plaza en plaza con sus esplendorosas fuentes, o de un puente a otro, cada uno con su propio estilo, sin olvidar al Castillo, que controla nuestro recorrido.
Posiblemente el corazón de la urbe esté en Preseren Square o Plaza de Preseren, un lugar muy animado y con importantes y emblemáticos edificios, donde destaca la Iglesia franciscana de la Anunciación, con su particular fachada de color rojizo, y el monumento a France Preseren, poeta esloveno representante de la escuela romántica, aclamado y muy conocido en este país.
Otro gran protagonista de la capital es el río Ljubljanica, un especial lugar de recreo para ciudadanos y visitantes. A través del conocido puente Tromostovje o Puente Triple sobre el citado río nos acercamos a Trznica o Mercado central, que abre todos los días, llenando de multitud las calles cercanas.
Justo al lado, la catedral de San Nicolás cuya cúpula verde y sus torres gemelas se divisan desde lejos, y la plaza Mestni o del Ayuntamiento con la popular fuente de Robba, uno de los lugares significativos de la antigua ciudad medieval. Un dato, la mayoría de la población eslovena se declara católica romana, cerca del 60 %, y curiosamente más del 30 % se manifiestan agnósticos o ateos.
Durante el terremoto de 1511 muchos edificios se desplomaron y fueron sustituidos por otros renacentistas y más tarde barrocos, que conforman la atractiva y artística plaza del Ayuntamiento actual, a la sombra del castillo, siempre presente.
Hay quien afirma que Ljubjana es hermosa empezando por el sonido de su nombre. Una buena idea es sentarse a tomar un café en una de las múltiples terrazas a la orilla del río Ljubljanica, y así contemplar el ambiente, la belleza de los edificios y el amable carácter de la gente, en una ciudad un tanto olvidada por los viajeros. ¡¡Una pena!!
Cuenta la leyenda que el héroe mitológico griego Jasón y su ejército de argonautas lucharon con un feroz dragón que habitaba en Ljubljana con una joven virgen que tenía secuestrada. Después de un duro combate mataron al dragón y liberaron a la joven.
En la actualidad, los moradores de la capital eslovena no solo perdonaron al feroz animal sino que lo acogieron como emblema de la ciudad figurando en el escudo de armas, considerado como su generoso protector. Su imagen da nombre al céntrico Puente de los Dragones.
Hay quien afirma que cuando una mujer virgen cruza el puente, los dragones mueven la cola. Zmaj, en esloveno, está presente en el edificio del Ayuntamiento, en plazas y palacios del centro medieval de Ljubljana.
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