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jueves, 16 de octubre de 2014

La Península de Formentor



   Mallorca posee multitud de miradores y lugares desde los que se puede contemplar hermosas y fantásticas vistas de la costa y del Mediterráneo, es esa mezcla entre el mar y la tierra, conjugándose en perfecta armonía, la que hace deleitarnos con sus paisajes. Un conocido escritor lo expresaba de esta manera: “Todo lo que el poeta y el pintor pueden soñar, la naturaleza lo ha creado en este lugar”.


   Aunque tal vez sea la inconfundible luz del archipiélago balear la que proporciona el aditivo especial al propio encanto de la isla, que para muchos se concentra de manera especial en la Sierra de Tramuntana, a lo largo de la Costa Norte, con el cabo Formentor en el extremo de la península que lleva el mismo nombre.


   Para visitarlo, se debe recorrer una sinuosa carretera que comienza en el Puerto de Pollença y se alarga cerca de 20 Km. hasta llegar al Faro. Calas recogidas y miradores sobre acantilados surgen a lo largo de esta ruta en la mayor de las Baleares. Es fácil descubrir paisajes de una belleza salvaje y llena de sorpresas, que tanto inspiraron a pintores, artistas y escritores de todas las épocas, solo basta con adentrarse a través de la península. 



   En la sugerente ruta, la primera parada para tomar contacto con este entorno natural tan especial, es el mirador de Sa Creueta o Colomer, fácil de localizar, bien señalizado y con espacio para aparcar. Una escalera de piedra conduce al Mirador d’en Parietti, uno de los lugares más famosos de la isla, observatorio construido en 1961 en honor al ingeniero Antoni Parietti Coll, el cual hizo el trazado de esta emblemática carretera de Formentor.



   Desde el balcón, con una altura de 230 m. sobre el mar, se puede mirar directamente hacia abajo, al mar azul y profundo, o admirar el simbólico islote de El Colomer y la elevación puntiaguda de El Pal. Las vistas desde aquí son espectaculares, llama la atención ese particular contraste de colores …… “lo que es bello no necesita adornos”.


   “Formentor no es un lugar por el que se pasa. Es un lugar al que se va”. De belleza intacta, no hace falta añadir que sobre esta singular península mallorquina se han escrito gran cantidad de expresiones, poéticas estrofas, palabras de admiración, …….. Es el magnetismo de estas sierras, con laderas escarpadas que caen vertiginosamente sobre el Mediterráneo.



   Desde el mismo lugar habilitado como aparcamiento, nace un estrecho camino asfaltado que sube a la Talaia d’Albercutx, a una altitud de 390 m. sobre el nivel del mar. Es un recorrido de unos dos kilómetros que a pie puede hacerse en unos 20-30 minutos, aunque también podemos utilizar nuestro vehículo.


   Se trata de una torre defensiva construida a mediados del siglo XVI, restaurada y en buen estado de conservación. Los elevados acantilados constituyeron durante siglos una inexpugnable muralla, reforzada por estas torres-vigía. Existen decenas de este tipo alrededor de la isla, su principal función era vigilar las aguas del norte de la isla para poder informar a la población de los posibles ataques de piratas.


   Desde la cumbre disfrutamos de una panorámica sobre la playa de Formentor, la bahía y el Port de Pollença, la propia península de Formentor y la Sierra del Cavall Bernat. Hay quien afirma que desde aquí “la vida se ve desde otro punto de vista, en el que sólo tiene cabida el Mediterráneo y los colores de la puesta de sol”. En un día claro desde esta atalaya se pueden apreciar las luces de Menorca. En los muros de la torre se puede leer: “Talaia d’Albercutx. Segle XVI. Donada al poble de Pollença per la família Capllonch 1984”.


   Regresamos al Coll de la Creueta para continuar hasta la playa de Formentor, serpenteando junto al mar, pasando de una orilla a la otra de la lengua peninsular en apenas un kilómetro. En la cala de arena clara y textura fina llama la atención la cercanía entre la vegetación y el agua, es sin duda un lugar con mucho encanto. Estamos en la cala Pi de la Posada o cala Formentor, en la bahía de Pollença y enfrente localizamos la pequeña isla de Formentor. 


   La verdad es que las aguas cristalinas y tibias de la bahía de Pollença, con un pinar en la parte de atrás que te protege de los rayos solares, te generan una sensación muy agradable y relajante en un entorno paisajístico que te atrapa. Hay un amplio espacio destinado a aparcamiento, el cual no es gratuito.


   Escondido entre los pinos localizamos al Hotel Formentor, todo un símbolo en la isla, con casi cien años de historia y donde se alojaron famosas personalidades de la política y las letras. Actualmente sigue siendo un hotel exclusivo.


   Todavía quedan unos cuantos kilómetros a través de una estrecha y sinuosa carretera bordeando desfiladeros y acantilados, que en ocasiones parecen quitarte el aliento sobre todo si además tienes que cruzarte con otro coche. Ante todo precaución. A nuestros pies se abre alguna cala, solo accesible a través de empinadas sendas y desde el mar.


   Atrás van quedando las calas de Murta y Figuera, atravesando pequeños bosques de pinos y encinas, hasta que por fin aparece la inconfundible silueta del faro, en un promontorio situado a 169 m. sobre el nivel del mar. Estamos en el Faro de Formentor, en el finis terrae de Mallorca, donde la Sierra de Tramuntana tiende a desaparecer dejando atrás calas, acantilados, sierras y barrancos que constituyen la agreste Península de Formentor.


   Allí podemos encontrar un pequeño aparcamiento, un bar y unos miradores con excitantes vistas. El atardecer es el mejor momento. Si tienes suerte y el día acompaña puede verse la isla de Menorca en el horizonte. 


   También podemos encontrar un panel informativo sobre la historia, anécdotas y condiciones de este Faro. Su construcción duró 6 años y se inauguró en 1863. El abrupto terreno condicionó mucho su construcción. El primer combustible utilizado fue aceite de oliva, luego parafina y finalmente petróleo, empleado durante 60 años.


   Al principio, el acceso se realizaba desde cala Murta por un sinuoso camino de 17 km, cuyo último tramo se aprecia en las inmediaciones del faro. Con mar en calma podía utilizarse el cercano Moll de Patronet (puede verse su ubicación en el mapa que se acompaña), mediante un sendero de 272 escalones tallados en el acantilado. Es preciso saber que la sinuosa carretera que hoy nos conduce a lo largo de la península hasta el faro fue terminada en 1951. 



   De regreso, descendiendo por la lengua peninsular de nuevo se divisan calas, un mar turquesa surcado por veleros y llauts y, al fondo, el Port de Pollença. Lo que hace algunos años fuera una aldea de pescadores, hoy es un lugar diferente, animado. En el paseo Marítimo, al lado de los modernos locales todavía se conservan casitas bajas a la sombra de pinares próximos a la arena.


   No puedo concluir este pequeño trabajo de viajero, dedicado a la Península de Formentor, sin antes referirme al pino de esta zona, pinus halepensis o pino carrasco, el árbol más común de los bosques mediterráneos. Por su resistencia a todo tipo de terrenos, por soportar altas temperaturas y sequías prolongadas, y por su color característico, ofreciendo extraordinarios contrastes en zonas de mar y montaña.


      Al hablar de pinos en las Baleares, una sugerencia como homenaje a este singular árbol, las primeras estrofas del emblemático poema "El pino de Formentor" del poeta mallorquín Miquel Costa i Llobera :
  Hay en mi tierra un árbol que el corazón venera:
de cedro es su ramaje, de césped su verdor;
anida entre sus hojas perenne primavera,
y arrastra los turbiones que azotan la ribera,
añoso luchador.
No asoma por sus ramas la flor enamorada,
no va la fuentecilla sus plantas a besar;
mas báñase en aromas su frente consagrada,
y tiene por terreno la costa acantilada,
por fuente el hondo mar.


Al ver sobre las olas rayar la luz divina,
no escucha débil trino que al hombre da placer;
el grito oye salvaje del águila marina,
o siente el ala enorme que el vendaval domina
su copa estremecer.
Del limo de la tierra no toma vil sustento;
retuerce sus raíces en duro peñascal.
Bebe rocío y lluvias, radiosa luz y viento;
y cual viejo profeta recibe el alimento
de efluvio celestial.







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