Parece que no existe una explicación clara o no se sabe a ciencia cierta el motivo por el cual el emperador Carlos I de España y V de Alemania eligió el monasterio de Yuste como residencia en sus últimos años. Hay quien afirma que la serenidad, tranquilidad y el agradable clima de este rincón extremeño sedujeron al emperador.
Lo cierto es que por un interés meramente
histórico siempre tuve gran curiosidad por conocer la ubicación y las
instalaciones monacales de Yuste, en la provincia de Cáceres.
Pero mi sorpresa en este viaje fue descubrir
un maravilloso y encantador entorno natural con una espesa vegetación llena de
árboles caducifolios, y con abundante agua en forma de gargantas y piscinas
naturales, es la comarca de la
Vera.
Pueblos y villas con típicas casas
entramadas que en la mayoría de sus plazas guardan un equilibrio estético
admirable. Muestras de una arquitectura popular y de un magnífico legado
histórico, añadiendo el entusiasmo y esfuerzo de sus gentes que han luchado por la conservación de sus
cascos antiguos.
La historia nos dice que durante los últimos
años de su vida la salud de Carlos V se fue deteriorando progresivamente,
padeció terribles ataques de gota y una grave artritis. Esto hizo que se
planteara el traspaso de poderes.
“Nueve
veces fui a Alemania, seis en España, siete en Italia, diez a Flandes, cuatro
en Francia, dos en Inglaterra y otras dos en África… sé que para gobernar estos
Estados y los demás que me dio Dios ya no tengo fuerzas y que las pocas que me
quedan se han de acabar presto……..”
“A
pesar de su poder, Carlos V tuvo que vivir con las limitaciones de una artritis
muy intensa durante la mayor parte de su vida adulta, y necesitó, por ejemplo,
una silla especial para desplazarse”.
El acto oficial de la abdicación a favor de
Felipe II tuvo lugar en Bruselas en octubre de 1555. Apenas un año después, el
28 de septiembre de 1556, el emperador Carlos ponía pie en territorio español,
en la localidad cántabra de Laredo.
Para sorpresa de todos, Carlos V había
decidido pasar los últimos meses de su vida en un monasterio en el que en
palabras de su mayordomo Luis Méndez de Quijada, “muy sola es la vida de aquí y
muy triste. Si su Majestad busca soledad, a fe que la hallará”.
De esta manera, y tras estar alojado en el
castillo de los Condes de Oropesa en Jarandilla, en tanto se acondicionaban sus
aposentos en Yuste, pasó casi los dos últimos años de su vida. Tenía sólo 58
años cuando falleció, probablemente de malaria, pero parecía un hombre viejo y
lisiado que apenas podía caminar o utilizar sus manos.
El Monasterio de Yuste está formado por el
convento, que posee una iglesia gótica de una sola nave, del siglo XV, y dos
claustros, uno gótico y otro renacentista llamado claustro nuevo.
A este conjunto conventual se adosó la Casa-Palacio del
emperador. El 19 de enero de 1554 Calos V comunicaba al general de los
jerónimos, fray Juan de Ortega, su intención de retirarse al Monasterio de
Yuste. Deseaba que “me labrassedes unos aposentos”, de acuerdo al modelo que
remitía. La Casa-Palacio
se alzó sobre el muro sur de la iglesia. Se trata de una edificación sencilla y
austera, en la que predomina el ladrillo y la mampostería, con cantería de
granito que enmarca puertas y ventanas, sin apenas elementos decorativos.
La planta principal es muy simple, tiene un
pasillo central con dos estancias a cada lado. En el ala de la izquierda se
encuentran la antecámara y la alcoba de Carlos V, estancia que se comunica con
la iglesia. A la derecha dos habitaciones, con sendos miradores que dan a la
huerta que completa el conjunto. Una de ellas fue comedor y sala de audiencias.
Los miércoles y jueves, por la tarde, la
entrada es gratuita.
Desde el propio Monasterio podemos situarnos
en una estrecha y sinuosa carretera a través de la sierra, con unas atractivas
y relajantes panorámicas, que en apenas 8 km nos conduce a Garganta de la Olla , una hermosa población
con un interesante casco histórico, enclavada en un entorno natural y mágico,
con sus gargantas y chorreras de aguas limpias, convertidas durante el verano
en zonas de baño.
Acompañando a las viejas casas entramadas y otras de exquisita conservación y linaje, se diferencia la conocida Casa de las Muñecas, en la calle del Chorrillo, uno de los edificios más singulares de Garganta, un prostíbulo utilizado por el séquito del Emperador. En el arco de la puerta observamos una muñeca esculpida, con traje de antigua usanza, en un edificio con la fachada de color azul, para diferenciarlo del resto. Eran indicadores para servir de acogida a las “mozas de fortunas”, las cuales tenían que llevar, en la época de los Reyes Católicos, los picos de las enaguas de color pardo, como distintivo de su profesión. De aquí sale el dicho popular “ir de picos pardos”.
Acompañando a las viejas casas entramadas y otras de exquisita conservación y linaje, se diferencia la conocida Casa de las Muñecas, en la calle del Chorrillo, uno de los edificios más singulares de Garganta, un prostíbulo utilizado por el séquito del Emperador. En el arco de la puerta observamos una muñeca esculpida, con traje de antigua usanza, en un edificio con la fachada de color azul, para diferenciarlo del resto. Eran indicadores para servir de acogida a las “mozas de fortunas”, las cuales tenían que llevar, en la época de los Reyes Católicos, los picos de las enaguas de color pardo, como distintivo de su profesión. De aquí sale el dicho popular “ir de picos pardos”.
Esta es zona bravía y de montes, lugar de cuentos,
tradiciones y leyendas, como la de la Serrana de la Vera. A lo largo de la historia, se ha buscado y
encontrado una identidad de carne y hueso a este personaje. Esto es normal y
propio de las zonas donde el mito se halla muy arraigado, así en ocasiones el
personaje tiene poderes sobrenaturales similares a otros seres mitológicos y en
otros se identifica la familia, la casa y la época en la cual vivió.
Algunos cuentan que se trataba de Isabel de
Carvajal, una hermosa joven de gran fortaleza y valor, cazadora y conocedora de
los montes de la zona. Seducida y luego humillada por un sobrino del Obispo de
Palencia, huyó a la sierra de Tormantos para ocultar su dolor y deshonra. Allí
tomó venganza de todo hombre que se acercaba al entorno de su cueva, matándolo
después de emborracharlo, seducirlo y gozarlo.
La verdad es que hay muchas pequeñas
poblaciones para visitar, pasear y disfrutar …….., así a escasa distancia de
Garganta de la Olla ,
a unos 15 km ,
podemos detenernos en Pasarón de la
Vera , otro de los ejemplos más representativos de arquitectura
popular verata. Ambas poblaciones están declaradas Conjunto Histórico
Artístico, por su valor arquitectónico.
En varias ocasiones nos recomendaron visitar
este cuidado e histórico pueblo, pasear por sus callejuelas es algo obligado si
visitas La Vera. Allí
tuvimos la fortuna de conocer a Teodoro Saez, un excelente guía e informador de
la Comarca de
la Vera. Nos
decía que Pasarón poseía una excelente ubicación, protegido por las sierras de
Gredos y Tormantos, regada por el agua que desciende desde “La Desesperá ” y bañada por
el sol de mediodía, no era de extrañar que muchas civilizaciones se asentasen
en sus laderas.
También nos mostró el Palacio de los
Manrique de Lara que empezó a construirse en 1531 cuando adquirieron el Señorío
de Pasarón. Su fachada principal de dos niveles, se convierte en tres
aprovechando el desnivel del Mediodía. Preciosos balcones y una galería arcada,
dan gran vistosidad a tres de sus muros.
En esta edificación, conocida también con el
nombre de Palacio de los Condes de Osorno, resulta impresionante la cubierta de
su tejado con cinco peculiares, bellas y enormes chimeneas que lo rematan. Aquí
vivió Magdalena, el primer amor de Don Juan de Austria.
Para muchos Jarandilla de la Vera es la capital de la
comarca, por historia y porque se encuentra en el corazón del valle, aunque
Jaraíz es la más poblada. Cuenta la historia que Jarandilla perteneció a
Plasencia hasta que en el año 1369 Enrique II concede el señorío de la villa a
los Álvarez de Toledo, futuros condes de Oropesa y más tarde duques de Alba.
En el siglo XV esta familia edificó el
Castillo Palacio de los Condes de Oropesa, donde el Emperador descansó unos
meses mientras terminaban las obras de su casa-palacio en el Monasterio de
Yuste. En la actualidad convertido en el Parador Nacional de Turismo Carlos V.
El castillo de Jarandilla conserva su
arquitectura en perfecto estado,
constituida por un recinto amurallado cuadrangular alrededor del patio
de armas, con dos torres prismáticas y otras dos cilíndricas distribuidas en
las cuatro esquinas.
En el costado norte del patio de armas o patio
central existen dos pisos con hermosas galerías tardogóticas.
Con el escenario natural del río Tiétar al
sur y la sierra de Tormantos al norte aparecen todas estas poblaciones veratas,
cercanas a la carretera EX 203 que atraviesa toda la comarca.
Al
igual que en los lugares señalados con anterioridad, en Valverde y Villanueva
de la Vera han
sabido conservar su arquitectura popular, reiterando en sus plazas y barrios
las típicas construcciones de la zona, no faltando en muchas de ellas el
murmullo del agua de sus fuentes o las típicas “regueras” de aguas por las
calles.
Todo ello, junto con otros edificios civiles y religiosos que forman parte de sus cascos históricos, ha contribuido a que sean nombrados Conjuntos Históricos Artísticos.
Todo ello, junto con otros edificios civiles y religiosos que forman parte de sus cascos históricos, ha contribuido a que sean nombrados Conjuntos Históricos Artísticos.
En muchos lugares de este esplendoroso
entorno natural encontramos indicadores de la Ruta del Emperador, preguntando y explorando
acerca del itinerario hemos encontrado la respuesta. La ruta de Carlos V es una
ruta lineal de 28 km ,
de nivel elevado, con una duración aproximada de 9 a 10 h. Empieza en Tornavacas
y termina en Jarandilla de la
Vera.
Recibe este nombre porque sigue los pasos
del Emperador en su viaje hacia el Monasterio de Yuste. Une las comarcas del
Jerte y de la Vera ,
a través de las cuales el emperador fue llevado en silla de manos y en
ocasiones a cuestas por los propios lugareños.
También llaman la atención las decenas de
“gargantas” o piscinas naturales, habilitadas para disfrutar del baño en verano
en unas aguas cristalinas, aunque bastante frías.
Para finalizar esta inmersión paisajística,
con cámara y mochila, en este sorprendente espacio natural, donde con el paso
del tiempo las gentes de distintas épocas han superado la etapa de enfrentarse
a las fuerzas de la naturaleza, y han conseguido encontrar los sabios senderos
para adaptarse, convivir y disfrutar de todos los elementos que componen el
entorno natural, una última propuesta.
A la salida de Aldeanueva de la Vera , en dirección
Jarandilla, podemos incorporarnos a una sinuosa y estrecha carretera en
dirección a Guijo de Santa Bárbara. Después de unos kilómetros de subida
podemos detenernos para contemplar el amplio valle del río Jaranda, la Sierra de Losar, Jarandilla
de la Vera con
su castillo, y al fondo el pequeño pueblo de Guijo. En este valle nació y vivió
el célebre guerrillero Viriato.
Aunque no se conservan documentos escritos
que atestigüen su presencia, ha sido la tradición oral la que se ha encargado,
desde hace varios siglos, de transmitir de generación en generación hechos que
perduran en el tiempo de forma popular. En Guijo de Santa Bárbara, las personas
mayores del lugar recuerdan haber "oído desde siempre" la leyenda que
sitúa el nacimiento de Viriato en este pequeño pueblo, donde una calle lleva su
nombre.
En un buen día de verano, poco antes de
llegar a Guijo, es preciso hacer una parada en el “Charco del Puente”, una
piscina natural de aguas trasparentes, un rincón natural único, el lugar ideal
para refrescarte y darte un baño.
Al estar enclavado dentro del área
geográfica de denominación de origen del pimentón de La Vera , es habitual ver en las
casas guijeñas ristras de pimientos destinados a su secado.
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